Jueves, 16 de diciembre. Iñigo Alberdi, director gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, me llama por la noche. Necesitaban un pianista sustituto para participar en los conciertos de Pasión Vega porque el pianista del coro, Alberto Sáez, sustituiría al director, que no podría participar a causa de la pandemia.
Con mucha ilusión de aceptar la propuesta, le pido que me pase las partituras para ver si realmente iba a ser capaz de hacerlo, ya que el primer concierto sería la semana siguiente en el Euskalduna y los ensayos, por tanto, empezarían el mismo fin de semana. Me había advertido que las partituras no eran fáciles.

Tocaría las Indianas de Guastavino (cuatro de ellas). Cuando vi las partituras, me acordé de que canté una de ellas («Gala del día») en el coro del Conservatorio de Bilbao. En efecto, eran complejas. Algunas «tenían muchas semicorcheas», como se suele decir. Decidí tomármelo con calma para hacerlo lo mejor posible, y la verdad es que acabé bastante antes de lo que pensaba. Curiosamente, la que más me costó fue la segunda pieza («Quién fuera como el jazmín»), que era un mero acompañamiento repetitivo, ya que algunos patrones cambiaban muy sutilmente.
Llegué el domingo al primer ensayo y conocí a Alberto Sáez. Me escuchó las piezas y me dio algunas indicaciones. La que más me tranquilizó fue que me dijo que tocara todo bastante más lento (en parte, me dio algo de rabia haber conseguido tocarlas en velocidad para luego no hacerlo, pero no hay mal que por bien no venga). Me impresionó cómo afrontaba Alberto el papel de director a tan pocos días del concierto (y eso que no sabía lo que ocurriría una semana más tarde…), y era muy satisfactorio que me tratara como a una parte fundamental del conjunto (a veces decía que estas eran unas piezas «para piano y coro, no para coro y piano», por la brillantez de la parte de piano).
Concierto en el Palacio Euskalduna
Todavía no asimilaba el hecho de tocar en el Auditorio Principal del Palacio Euskalduna por primera vez. Ya lo había visitado por dentro antes, con una visita guiada organizada por el Conservatorio de Bilbao. Pero esta vez iba a tener un camerino propio e iba a tocar delante del Euskalduna lleno (2.164 personas). Sin duda, iba a ser muy especial.
Conocí allí a la encantadora Pasión Vega y al ensemble Charango, que combinaba piano, guitarra y percusión con instrumentos tradicionales. El ensemble estaría a cargo de interpretar la Misa Criolla y Nuestra Navidad del compositor argentino Ariel Ramírez, celebrando el centenario de su nacimiento.
Desde luego, fue una experiencia inolvidable, tanto haber tocado allí con Alberto Sáez y la Sociedad Coral de Bilbao, como haber escuchado a Pasión Vega con el ensemble Charango y el coro. Me gustó especialmente cómo transmitió la cantante el texto de la misa con todo su profundo significado.
Concierto en Riojaforum
El auditorio de Riojaforum era completamente nuevo para mí. Nunca había estado allí, ni siquiera de público. De todas formas, toqué bastante a gusto allí porque el piano y la acústica del lugar eran geniales.
Aún siendo más pequeño que el Euskalduna, el auditorio no se llenó nada más que hasta la mitad. A los que pudieron asistir les gustó mucho el concierto. Desde el camerino se podía escuchar la gran ovación al final del concierto.
No pude visitar La Rioja porque nos llevaron a todos en autobús justo para el ensayo y el concierto, y teníamos que volver a Bilbao antes de que se hiciera demasiado tarde.
Concierto en el Teatro Campos Elíseos de Valladolid

Para este concierto pude ir en tren a Valladolid por mi cuenta y visitarlo tranquilamente. El coro llegaría más tarde para la prueba acústica. De todas formas, me pasé por el teatro un poco antes para probar el piano y curiosear un poco, porque el pianista del ensemble se había enfermado y no iba a tocar.
Resulta que el pianista sustituto del ensemble iba a ser… ¡Alberto Sáez! En unos días se había estudiado la parte de piano como para tocar y dirigir al mismo tiempo. Había colocado el piano de manera que el pianista quedaba de espaldas al público para poder ver al coro y al ensemble.
La acústica del Teatro Campos Elíseos, que ya es bastante seca por ser teatro, era todavía menos agradecida porque hubo bastante público. Pero eso no evitó que el concierto fuera un éxito rotundo. Al acabar, todos le felicitamos a Alberto por su gran hazaña, su actuación como pianista y director fue impresionante.



